Hace ya más de dos décadas desde que los legisladores comenzaron la necesaria de tarea de regular ampliamente los derechos y obligaciones de empresas y trabajadores en el ámbito de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Mucho se ha avanzado desde el punto de vista de la administración, con una amplia actividad legislativa, la creación de institutos auditores, así como las diferentes acciones ejercidas por las Inspecciones de Trabajo, bien sea por la existencia de demandas o en ejecución de diferentes campañas

La realidad es que numerosas empresas (principalmente pymes), se enfrentan a un escenario muy complejo en numerosos aspectos, siendo la siniestralidad laboral, una de las grandes amenazas. Aun así, son pocos los consejos de administración en los que aspectos preventivos se consideren un factor a la hora de determinar las directrices estratégicas y tácticas para los próximos ejercicios. En este contexto es necesario considerar la prevención de todos los intervinientes en el proceso productivo, extendiendo el análisis a empresas externas concurrentes, por ejemplo, proveedores de servicios, empresas de trabajo temporal, diferentes sociedades del grupo, etc. Es conveniente destacar la situación de especial vulnerabilidad de aquellos trabajadores de empresas prestadoras de servicios, que desarrollan su trabajo en instalaciones externas a su propia empresa, sometidos a los riesgos inherentes a la propia actividad de la empresa cliente. Es en esos casos donde se genera una importante exposición a los riesgos laborales, siendo más necesaria que en ningún otro caso la exigencia a la prestadora de servicios de una gestión excelente en el ámbito de la prevención.

La relación con los servicios de prevención se interpreta a menudo como una externalización de todo lo concerniente a la seguridad y salud en el trabajo. Sin embargo la realidad es que la responsabilidad en dicho ámbito recae de forma mayoritaria en la empresa y el empresario.

La Prevención de Riesgos Laborales es habitualmente considerada desde el punto de vista de las pequeñas y medianas empresas como un trámite impuesto por las administraciones, a cumplimentar, invirtiendo la menor cantidad de recursos posible (tiempo y dinero), o, en otras palabras, un mal necesario.  Analizando desde diferentes puntos de vista dicha circunstancia, se hace patente la necesidad de cambiar radicalmente esa concepción, pasando a considerar la Prevención de Riesgos Laborales como una disciplina íntimamente ligada a la ética empresarial, en consonancia con la visión de la empresa como una entidad ampliamente relacionada con su entorno social y económico, capaz de mejorar o empeorar los niveles de vida de los individuos que lo conforman.

Desde el punto de vista de la ética empresarial, es necesario tener en cuenta que las decisiones que se toman en esta materia afectan a las personas, ya sean trabajadores, clientes o proveedores. Se hace de esta manera patente la necesidad de establecer criterios claros y coherentes con las directrices estratégicas de la empresa. No se trata únicamente de diseñar complejas estructuras operativas, sino de implementar y poner en marcha mecanismos reales y eficaces, que en el ámbito de la Prevención de Riesgos Laborales se determinan en la Gestión de la Prevención. No se trata únicamente de diseñar complejas estructuras operativas, sino de implementar y poner en marcha mecanismos reales y eficaces, capaces de  crear hábitos, rutinas y comportamientos cuya finalidad última es la protección de las personas.

En numerosas ocasiones se confunde el papel de la Administración, simplificándola a una actuación sancionadora a través de la Inspección de Trabajo. Se pierde de esta manera la oportunidad de producir sinergias entre la Administración y las empresas, actuando la primera como un organismo auditor, y la segunda como un colaborador proporcionando información de utilidad para el verdadero objetivo: una drástica disminución de la siniestralidad.

La gestión de la prevención es un aspecto profundamente ligado a la ética empresarial. Una gestión excelente de la prevención alineada con la planificación estratégica de la empresa, capaz de proteger la seguridad y salud de las personas, es capaz de generar ventajas estratégicas clave para mantener la competitividad en un entorno tan turbulento como el actual. Y al revés; no disponer de una gestión eficaz, ni exigir la misma a todos los intervinientes en el proceso, supone, con total seguridad, una barrera a la entrada del nuevo entorno político, social y empresarial, así como una multitud de amenazas, capaces por si solas de doblegar cualquier planificación estratégica que no haya contemplado, sopesado y acotado dichos riesgos.